domingo, 23 de enero de 2011

Debate LEU

Ley de Educación Universitaria

en el epicentro de la Lucha deClases

Escrito por Alonso David Ojeda*. Especial para Tribuna Popular Nº 184

Las diferencias de clases se muestran en el debate por la reforma

Si reconocemos que el ciudadano –inclusive el analfabeto– puede elegir hasta al Presidente de la República, no hay razón para negar este derecho a los estudiantes y que elijan a su Rector y demás autoridades universitarias”… Un lector inadvertido pudiera pensar que se trata de la actual discusión de la Ley de Educación Universitaria (LEU), aprobada por la Asamblea Nacional y vetada por el Presidente Chávez en reunión del Consejo de Ministros los primeros días del año 2011.

Pues no, el párrafo entrecomillado es del joven dirigente estudiantil cubano Julio Antonio Mella, escrito en 1928, diez años después de la Reforma de Córdoba, Argentina, referido a Tres Aspectos de la Reforma Universitaria.

La LEU rehabilita los derechos políticos por igual a la comunidad universitaria, consagrados en el artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV)

Universidad, órgano social de utilidad colectiva

Más adelante, continua el mismo Mella (1928): …”Una ley de Reforma Universitaria debe abarcar un punto donde se obligue al estudiante y al profesor a ser útil para alguien más que para ellos mismos… Debe justificarse con hechos que la Universidad es un órgano social de utilidad colectiva y no una fábrica donde vamos a buscar la riqueza privada con el título”.

Prieto Figueroa, en La Universidad Moderna, 1963, señaló: “La Universidad debe figurar como un engranaje fundamental en la elaboración de los planes de la Nación, puesto que a ella corresponde suministrar los técnicos encargados de realizar esos planes y promover el desarrollo…”.

García Guadilla, 2002, finaliza el capítulo Balance de los años 90 y Nuevas Tendencias de Cambio de su libro Tensiones y Transiciones Educación Superior Latinoamericana en los Albores del Tercer Milenio, con la siguiente conclusión atribuida a Berchem, 1990: “…Como se dijo en una de las reuniones de la Asociación Internacional de Universidades, las universidades no pueden lavarse las manos en el caso de los problemas prácticos de la humanidad, especialmente si esos problemas y/o sus soluciones han sido el producto de la ciencia y la tecnología desarrolladas por sus propios centros”. Queda claro que esta discusión no es reciente, ni corresponde a un fenómeno local venezolano, muy por el contrario.

Autonomía universitaria

Sobre la autonomía universitaria tampoco deben surgir dudas. Al respecto, Prieto Figueroa, del mismo modo que quedó establecido con rango constitucional en Venezuela, se refirió al concepto de autonomía universitaria: “Es saludable que la Universidad disfrute de cierta autonomía administrativa dentro del régimen de vida institucional de la nación, pero la actividad docente debe guardar la necesaria coordinación y correlación con los diversos ciclos educativos que le preceden, mediante la creación de organismos técnicos, que funcionarán lo más alejado de los intereses momentáneos de las camarillas que dentro y fuera de la universidad piensan más en sus conveniencias que en los intereses nacionales” y en la Convención Nacional del Magisterio del año 1943, expresó: ”…en un país cualquiera, en una época cualquiera, es inconcebible que el Estado deje abandonada al capricho de las actividades particulares la orientación y formación de la conciencia de los ciudadanos”… ”El Estado interviene, por derecho propio, en la organización de la educación del país, y orienta, según su doctrina política, esa educación”.

Pero para no dejar ninguna duda al respecto en El Estado Docente, 1947, continúa el mismo Prieto Figueroa: “Es la clase social que dirige el Estado y para cuyo servicio actúa éste la que orienta la educación. Decía Carlos Marx, citado por el mismo Prieto Figueroa, “Los pensamientos de la clase dominante constituyen en todas las épocas los pensamientos predominantes, es decir, la clase que constituye, el poder material dominante de la sociedad, constituye al mismo tiempo su poder intelectual predominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material, dispone con ello al mismo tiempo de los medios de la producción intelectual”.

Queda clara la esencia de la lucha de clases y la expresión ideológica de esta discusión en el seno de la comunidad universitaria y de cara a los Consejos Comunales y los Consejos de Trabajadores.

¿La autonomía al servicio de quién?

Pero si todavía el lector advierte dudas al respecto examinemos lo siguiente: “En 1976 se firmó un convenio entre la Fundación Ford y el Ministerio de Educación de nuestro país por medio del cual se entregó a esa empresa trasnacional la reforma de nuestro sistema educativo. La Fundación se comprometió: a realizar la investigación correspondiente a fin de realizar la reforma racional y científica del sistema educativo venezolano; a ofrecer asesoramiento de expertos en diseños de investigación, construcción de test, evaluación curricular, administración pública, etc. Se encargará también de elaborar los planes para orientar a los conductores de la política educativa, profesionales de la enseñanza, administradores de la educación y a los miembros de la comunidad educativa”, Medina, 2004, profesor jubilado de dilatada trayectoria docente en la Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela en su libro La Pedagogía Tecnocrática a la Luz del Pensamiento Pedagógico Universal.

Pero para no dejar dudas al respecto, prosigue Medina: “Las grandes fundaciones norteamericanas son corporaciones creadas por las grandes empresas transnacionales de los Estados Unidos para subvencionar a las universidades de este país a fin de orientarlas de acuerdo con los intereses del sistema capitalista”; y termina informándonos Medina: “El Presidente de la Fundación Ford que firmó el citado convenio con nuestro país era Mister MacGeorge Bundy cuyo impresionante currículo tiene al menos cuatro distinciones: Presidente del Consejo de Seguridad de los Estados Unidos durante los gobiernos de Kennedy y Johnson; Presidente de un equipo especial de doce hombres de la CIA y del Departamento de Estado; Procónsul norteamericano en Santo Domingo cuando la invasión de los veinte mil marines en 1965, en ocasión de la resistencia militar-popular de Caamaño y Coordinador General del programa de invasión a Cuba por Bahía de Cochinos”.

LEU es urgente para los desafíos que enfrentamos

Finalmente, una Ley de Educación Universitaria es urgente para transformar: el carácter rígido de la organización académico-administrativa, y burocrático, de la estructura administrativa; la universidad desvirtuada, en su esencia académica; ineficaz, en el manejo de los recursos financieros; y excluyente, en los ámbitos de la participación política, en la planificación académica y presupuestaria.

Tanto el sistema de facultades, escuelas, departamentos, cátedras, institutos; así como las instancias superpuestas a nivel central (rectorado, vicerrectorado, direcciones, etc.) son parafernalias costosísimas, inútiles en su impacto efectivo en la vida académica, reproductora de vicios e ineficiencia estructural”, Lanz, 2004.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su Declaración Mundial sobre la educación superior en el siglo XXI, en 1998, concluyó: “La educación superior, para hacer frente a los imponentes desafíos que hoy enfrentamos ha de emprender la transformación y la renovación más radical que jamás haya tenido por delante”.

*Profesor-Investigador de la UCV.

Debate LEU

Yadira Córdova, Ministra de Educación Universitaria: “Las pruebas internas son excluyentes”

Por: CiudadCCS
Fecha de publicación: 18/01/11

18/01/11.-“Punto de honor” fue la expresión que utilizó la nueva ministra de Educación Universitaria, Yadira Córdova, al ser consultada sobre la eliminación de las pruebas internas en las universidades autónomas, uno de los temas controversiales que se abordará en el debate sobre el nuevo proyecto de Ley de Educación Superior, luego de que el presidente, Hugo Chávez, vetara la norma anterior.

La alta funcionaria, quien llega al despacho para ubicarse en el ojo del huracán, afirma que dialogar con un sector que siempre ha sido adverso al proyecto bolivariano no implica “claudicar a los principios” establecidos en el Proyecto Nacional Simón Bolívar y la Constitución. Para la ministra, el marco de referencia para el debate será la Constitución.

—El presidente Chávez vetó la Ley de Educación Universitaria argumentando falta de debate. En su opinión ¿quiénes quedaron fuera del debate y cuáles aspectos no fueron debatidos?

—El Presidente se refería no tanto a quiénes quedaron fuera, porque ciertamente desde que comenzó la revolución estamos discutiendo sobre las universidades. La discusión que se dio en el marco de la Asamblea Nacional Constituyente fue lo que precisamente garantizó que la autonomía tuviese rango constitucional, y lo da el Gobierno revolucionario y el debate constituyente. Posiblemente tuvo que ver con un tema de metodología para el debate. Creo que definir una gran estrategia nacional para la próxima fase del debate es lo que va a garantizar que tenga suficiente visibilidad y que todos los grupos se sientan expresados para recoger un nuevo proyecto de ley. Yo diría que las organizaciones del poder popular deben ser uno de los actores fundamentales a considerar, además de toda la comunidad universitaria.

—¿Cómo debe ser el ingreso a las universidades, en su opinión, con la nueva ley?

—Para nosotros es un elemento indeclinable. La Constitución garantiza el derecho al estudio y la educación. Y para nosotros es un punto de honor garantizar el ingreso universal. Si los estudiantes necesitan que se creen condiciones para que su ingreso sea de una manera más adecuada tendremos que crear estas condiciones, pero todas las personas que culminan la educación media tienen derecho al ingreso.

—¿Esto significa que debe eliminarse la prueba interna?

—Claro, eso estaría fuera de lo que hasta ahora ha venido avanzando en el terreno de la política de educación universitaria. Si estamos diciendo que el ingreso universal es la expresión del derecho a la educación que está contenido en la Constitución, las pruebas internas se convierten en un elemento de exclusión. Tenemos que definir el sistema de ingreso a la educación universitaria como un sistema que realmente responde a las necesidades del país, las vocaciones personales, a las condiciones de las universidades, de manera que entre todos encontremos una salida que garantice ese derecho.

—En algunas universidades el voto de un profesor vale por cuarenta de los estudiantes para la elección de autoridades. ¿Qué opina al respecto?

—El debate tiene que enmarcarse en lo que establece la Constitución que habla de inclusión y de democracia participativa. La democracia participativa no es un discurso vacío, sino que debe concretarse en los mecanismos específicos que garanticen que todos los que hacen vida dentro de las universidades tengan la opción de participar en las decisiones de la política académica, de política interna, y una de las vías es el voto y yo diría que no es el único. Nosotros tenemos que garantizar diferentes mecanismos para que se profundice y, en algunos casos, para que se cree la democracia participativa.

—¿Cómo cree que debe ser la votación en las universidades?

—Hay un debate bien importante en torno a ello. Creo que el voto debe ser en igualdad de condiciones. Todavía hay algunos que señalan que debe ser voto paritario. Es decir, de acuerdo a las proporciones de cada uno de los sectores. Pero mi posición es que todos tienen derecho al voto.

—¿Qué hacer para construir una ley que no implique conciliar con una visión que es ciertamente antagónica al proyecto Simón Bolívar?

—El propio Presidente nos dio un lineamiento que es ir al diálogo. Ahora, el diálogo no significa claudicar en los principios. Para nosotros, nuestros principios son los que están en la Constitución, están en el proyecto nacional Simón Bolívar. La propia oposición ha enarbolado la Constitución, bueno enmarquémonos en la Constitución. Vamos a debatir cómo es que la inclusión, que es un principio de la Constitución, se expresa en las universidades. Vamos a debatir cómo es que la participación protagónica está contenida y desarrollada en las universidades. Vamos a ver cómo es que todos esos elementos vinculados a la soberanía nacional que define nuestra Constitución se expresa en la Ley de Educación Universitaria y en las universidades. Si nosotros nos enmarcamos en la Constitución deberíamos encontrar puntos de acuerdo, de lo contrario estaría desenmascarándose a personas, grupos, organizaciones que están usando la Constitución sólo como excusa para entorpecer el desarrollo nacional, pero que en realidad no están dispuestos a defenderla. Nosotros estamos dispuestos a defender la Constitución.

—¿Tiene algún tiempo determinado el debate?

—Aspiramos a que se pueda avanzar rápido, porque los actores que estamos participando, incluyendo a la oposición, no estamos nuevos en este proceso, desde la Asamblea Nacional Constituyente se está discutiendo.

—¿Se logrará la Ley de Educación Universitaria que transforme la Universidad?

—Yo puedo decirte que haremos todo el esfuerzo.

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El Estado debe definir las prioridades presupuestarias

—Se planteaba en el proyecto anterior que el Estado estableciera los criterios sobre la distribución presupuestaria con base en los planes y proyectos nacionales. ¿Usted cree que debe mantenerse este principio en la ley o habría alguna variante?

—Es parte del debate, porque el Estado debe definir las prioridades, y al Ministerio de Educación Universitaria le corresponde que los recursos se orienten hacia esas prioridades. Si nosotros definimos una prioridad y no le garantizamos el financiamiento es como si no lo fuese. O al revés, si le damos el financiamiento a aquellos aspectos que no son prioritarios aunque en el discurso estemos señalando alguna prioridad. Ese es el valor político que tiene el financiamiento. El financiamiento es un instrumento de política pública y debe estar cónsono con aquello que el Estado está definiendo como prioridad. Eso no significa que en una Universidad no se puedan establecer otros aspectos que a la institución le interesa, pero necesariamente debe responder a prioridades que tiene el Estado.

—Sin embargo, rectores de algunas universidades hablan de autonomía en el manejo presupuestario

—Yo creo que esa es una interpretación. Parte del debate va a dar luces sobre esto. Nosotros tenemos carreras que están saturadas y hoy habría que discutir si necesitamos abrir otros programas y, a lo mejor, congelar alguno o revisar qué se está formando allí, porque a lo mejor en el país no se necesita.

Debate LEU

UNIVERSIDAD IDEOLÓGICA (Martes 04-01-2011)

La Universidad es en esencia un territorio de afirmación y desarrollo de la ideología dominante, o más preciso, es un territorio en el cual la ideología dominante se enfrenta a la ideología liberadora. De esta forma la Universidad es una fuente invalorable de ideas, de conceptos, de pensamientos que enriquecen a la Revolución , y es además un reflejo de las circunstancias de la lucha ideológica que sucede en la Revolución.

Es en este marco que debemos analizar la Ley de Educación recientemente aprobada y que tanto torbellino ha provocado en el mundo intelectual y político. Veamos.

Lo primero que debemos decir es que el éxito de una Revolución depende de la robustez de su ideología, del proyecto de sociedad que de ella se desprende. La historia patria corrobora esta tesis: El Libertador fue desplazado de su posición de poder por los mantuanos agazapados y por los neooligarcas, porque tenían un proyecto de sociedad encarnado en una clase, era un proyecto continuador de la esencia del sistema colonizador español, la esclavitud. Y alrededor de ese proyecto pudieron agrupar a amplios sectores sociales. Podemos concluir que la clase que tenga un proyecto de sociedad será la que pueda disputar con éxito la hegemonía de la Sociedad.

De lo anterior se desprende la importancia para la Revolución del pensamiento revolucionario, que en el combate directo y global con las ideas reaccionarias surge en las Universidades. Esa, la protección del espíritu revolucionario, del pensamiento humanista, debe ser el leit motiv de la relación de la Revolución con la Universidad.

No queremos entrar a discutir los detalles de La Ley de Universidades recientemente aprobada, no es el lugar ni el momento. Lo importante ahora es que entendamos y no desperdiciemos la valiosa oportunidad que tiene la Revolución de iniciar un profundo debate nacional que permita la construcción de una sólida posición de la Revolución respecto al conocimiento, su adquisición, su propagación. Es necesario ir más allá de la Universidad , abrir cauces a la discusión del papel de la ciencia, del conocimiento, de las ideas, y también del arte, de las humanidades dentro de la Revolución. Esta es una valiosa oportunidad.

Y para ello es imprescindible abrir un compás de espera en la promulgación de la Ley que permita dar cauce a esta imprescindible discusión.

Recordemos la importancia que todas las revoluciones han dado al conocimiento, al arte, a la cultura, a las luces, y a las Universidades, desde El Libertador, hasta Fidel, el Che, pasando por José María Vargas, Unamuno, Martí.

¡Criticar es amar!

¡Chávez es Garantía!